A propósito de las 10 ‘buenas prácticas’ para usar redes sociales en los medios publicadas por La Sociedad Americana de Editores de Noticias han salido a la luz algunos temas incómodos en las redacciones. Por ejemplo, he hablado con colegas que consideran que cualquier norma de la organización respecto al uso de Twitter y Facebook desde sus cuentas personales interfiere con su derecho a expresarse libremente. Hace muy poco, en Perú, un diario publicó lo que dos colegas periodistas y yo pusimos en nuestros muros de Facebook. Eran comentarios en medio de la campaña electoral. El sentido común es una cualidad escasa entre los periodistas. Antes buscábamos periodistas que escriban bien, hoy buscamos periodistas que escriban bien y que posean sentido común. En estos días en los que algunos medios hacen notas con lo que los periodistas opinan en sus cuentas de Twitter y Facebook no estaría demás pensar si efectivamente somos capaces de no avergonzarnos con ver nuestros alterados tweets o estados de Facebook en el papel o en los cintillos de algún programa en la tele. Nos quedó claro también que ‘amigos’ del medio en cuestión tomaron la información, y sin ningún reparo lo colocaron en la lista de “opiniones en las redes sociales”. Una cuestionable práctica (el medio no es ‘mi amigo’ en Facebook) que pone en vitrina la delgada línea entre lo público y lo privado en las redes sociales.